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J.J.D.R.
Cuentan
que solía sentarse a solas frente al mar mientras las horas pasaban de largo
sin que perdiese en su mirada un ápice de entusiasmo al observar el paraje
costeño. También cuentan cómo Adolfhe, durante muchos años, se empecinó en
mutar la piel rocosa de un amplio acantilado con tan sólo la ayuda de un martillo,
un cincel, y miles de horas de paciencia en compañía de un sinfín de
imaginativos sueños y personajes deseosos de ver su reflejo perpetuo en la dura
roca.
ESCULTURA EN ACANTILADO (Foto www.touristeye.com) |
Con
simples herramientas pero poderoso en su obsesiva iniciativa y dedicación,
Adolfhe Julien Fouéré logró cambiar la fisonomía de un acantilado con sus
propias manos, transformando innumerables rocas en efigies extrañas,
imperfectos cuerpos, y enigmáticos seres de un panteón ilusorio tomado de su
distraída mente.
Nació
en la localidad de Saint Thal (Francia) un 4 septiembre de 1839. Encaminó su
destino en pos de una vida dedicada al culto cristiano y fue ordenado sacerdote
en 1863 a la edad de 24 años en el seminario de Saint-Meen-le Grand. Como abad
ejerció en Paimpont, Guipry, Forges-la Forêt y Maxent y Langouet. En este
último destino ejerce como rector hasta el año 1894 fecha en la que es
trasladado a Rotheneuf a 5 kilómetros de Saint-Malo en la costa esmeralda,
entre Mont-Saint-Michel y el estuario de Rance en la Bretaña francesa.
www.gensordinaires.com |
Entusiasta
de la historia encuentra en dicho lugar gran cantidad de historias y leyendas
que comienzan a forjar en su mente un indescifrable caldo de cultivo artístico,
en el que no faltan los avatares de bravos y temidos piratas, las argucias
peligrosas de los contrabandistas y un buen número de episodios trágicos y
sanguinarios en los que podrían haber estado implicados miembros de la alta
burguesía de la región.
ADOLFHE JULIEN FOUÉRÉ (Foto fr.wikipedia.org) |
Del
por qué decidió un buen día Fouéré tallar la roca granítica de un acantilado,
supongo que sólo él mismo podría haber respondido con certeza. Lo cierto es que
durante 14 años se empleó a fondo en tallar cada rincón del farallón rocoso que
tan próximo sentía, modificando el paisaje a lo largo de prácticamente medio
kilómetro de costa.
Foto www.gensordinaire.com |
La
roca parecía ser la que marcaba la pauta en sus personajes fijándole una idea
según su forma y relieve, esculpiendo alrededor de ella hasta lograr que
saliese de la piedra la forma deseada. Uno tras otro fue dejando su huella
artística en bajorrelieves extraños, algunos incomprensibles, que según su
imaginario pretendían contar las historias y leyendas vividas por los lugareños
de la región en épocas pasadas.
Ciertamente,
muchas de sus figuras parecen detallar determinadas escenas en un diorama
pétreo. Otras esculturas muestran seres alegóricos, muchos de ellos
inclasificables, y otros tantos que desprenden un halo de cuento mágico.
Adolfhe
Fouéré llegó a esculpir más de trescientas esculturas en las rocas de la costa
esmeralda. Al terminarlas, contemplar su obra debió de ser impresionante, pues
todas las esculturas fueron pintadas con vivos y brillantes colores que podían
ser apreciados desde mucha distancia.
EXTRAÑAS FORMAS TALLADAS EN LA ROCA |
La
madera fue también fruto del arduo trabajo del ermitaño escultor. Sobre este
material talló una gran cantidad de figuras que hoy día se exponen en el museo
de la madera de Haute Folie.
En
el año 1907 sufrió una parálisis que mermó su capacidad de hablar y perdió la
audición casi por completo. Fue el momento para dejar de trabajar y esculpir y
decidió tomarse un largo y merecido descanso.
Tres
años después, el 10 de febrero de 1910, el escultor de acantilados moría junto
al mar, frente al muro granítico que tantas satisfacciones y sueños le regaló y
al que dedicó catorce años de su vida.
Durante
muchos años el lugar estuvo abandonado. Las figuras tatuadas en la piel rocosa
por Fouéré pasaron inadvertidas para las nuevas generaciones de la región que
apenas le prestaron atención.
Hoy
día el lugar está restaurado y son muchos los visitantes que se acercan a
pasear por entre los huecos pétreos del acantilado que permiten percibir un
mundo extraño en el que las esculturas son grises iconos costeños que miran con
pasión la mar, quién sabe, si buscando en el horizonte la silueta lejana de su
creador.
Aportes y Datos:
Wikipedia
http://fr.wikipedia.org/wiki/Rochers_sculpt%C3%A9s_de_Roth%C3%A9neuf
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Comentarios
Querido Jorge, que alegría me da poder visitarte en tus maravillosas entradas de naturaleza y vida, esa forma tuya peculiar de llevarnos al conocimiento de nuestra madre tierra.
ResponderEliminarEspero sigamos siempre en contacto,
Abrazos muchos
La alegría es mía al comprobar que continuaré disfrutando de tus letras y amistad en este nuevo espacio.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
Bueno pues realmente ya echabamos demenos estos estupendos articulo con los que nos obsequias querido Jorge.
ResponderEliminarRealmente el tio era un artistazo, anda que no tuvo que dar golpes para esculpir ese medio kilometro de piedras y darle esa forma tan guapa a la piedra.
Cuidate mucho amigo
unos abrazossssssssss
Intento imaginar por un momento el instante justo en el que a este buen hombre se le pasó por la cabeza empezar a dar mandobles a una roca para tratar de darle forma. Es estupendo comprobar que la locura humana no muere y está siempre viva, y de esa locura exquisita salen cosas tan maravillosas y curiosas como este acantilado esculpido a base de cincel y horas de trabajo.
EliminarUn abrazo amigo.
Que pasada ,existe gente con verdaderas facultades para enamorar y hacer soñar a los demás con semejantes trabajos , muy bueno hermano , un abrazo .
ResponderEliminarPues sí hermano, son locos fantásticos que para mí iluminan este mundo con sus extravagancias.
EliminarUn abrazo.
Oleeee Jorge.
ResponderEliminarQue peazo de reportaje.
Como siempre mi ignorancia me mantenía apartado de estas maravillas con las que tu nos ilustras. Y es magnifico el saber de la existencia de cosas como esta.
No se que llevará a una persona a estar esculpiendo en la roca durante catorce años.
Es como si siguieran un mandato superior, y encima hacerlo con la maestría que se detalla en las fotos.
Sabes amigo de mi admiración por artista de esta índole a los que practicamente venero. Sus obras me parecen merecedoras de un respeto enorme por el trabajo que conllevan.
¿Te has dado cuenta de que no existen actualmente artistas tan sacrificados y entregados?. Al menos yo lo desconozco.
Estoy seguro de que para ti no es un problema en absoluto y que nos mostrarás alguno en un futuro próximo.
Un grande y agradecido abrazo.
Querido amigo, comparto cien por cien tú admiración por gente como Fouréré. Pues creo que les une un vínculo con su obra que no creo que posean artistas de renombre o caché. Me refiero a que la pasión por un trabajo les llevé a trabajar durante años y años para completar una obra altruista me parece increíble. Y estoy muy de acuerdo también en que actualmente no se conocen casos como este. Hay que retroceder siglos atrás para ver artistas implicados en trabajos tan arduos. Alguno más conozco, y espero sorprenderte pronto.
EliminarUn abrazo amigo.
un placer descubrir tus letras
ResponderEliminarEl placer es todo mio Recomenzar, nos leemos.
EliminarUn abrazo.
Le hizo la competencia a los elementos naturales.
ResponderEliminarMaravillas que nos traes siempre, Jorge.
Besos.
Y aprovechó las curvas naturales de la roca para crear un mundo imaginario frente al mar.
EliminarUn abrazo amiga.
Hola Jorge, pues es una gozada el poder admirar esta obra que esculpió durante tantos años este sacerdote, es impresionante que se pasase tantas y tantas horas esculpiendo la piedra a lo largo de la costa, lo que si debió ser bonito de ver es cuando las pinto de colores vivos, entre las formas que tienen y los colores tenia que ser una maravilla, un artista en toda regla y mas que antes de eso por lo visto no había echo nada de esculpir, una verdadera obra de arte, menos mal que ahora esta protegido y lo cuidan, así ya no se puede perder.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la entrada querido amigo y un gusto gozar de nuevo de ellas:)
Besos.
Coincido contigo amiga, creo que admirar las esculturas desde el mar brillando con sus colores originales debió ser algo fantástico. Aunque como es lógico y dado la situación donde se encuentran talladas, a la intemperie, poco debieron durar pintadas.
EliminarUn abrazo querida amiga.
Una maravilla que no sabia que existìa. Muchas gracias por tu informaciòn.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Muchas gracias a ti amigo Fus por estar y dejar tu huella amiga.
EliminarUn abrazo.
Extraordinaria la historia de este hombre que jugó a cambiar un paisaje para mostrar la percepción que podía tener él de la vida. Puede que haya servido para que otras generaciones supieran apreciar la naturaleza que de otro modo, nos pasa normalmente inadvertida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues sí amigo Luismi, es una observación muy adecuada, ya que entre tanta costa y tanta roca, la mano de este hombre cambio su aspecto para siempre, sin dañar, modificó la piedra y le dio vida, aunque sea imaginaria.
EliminarUn abrazo.
Mi querido amigo: Cada día te superas mas y nos regalas los sentidos con reportajes que si no es por ti, quedarían en el desconocimiento de los mismos y en el olvido.
ResponderEliminarDesde este Mare Nostrum que baña mis días, mi mas cariñoso abrazo y recuerdo de una persona como tu que me traen siempre buenos recuerdos.
Muchos besos para ti y los tuyos.
Un abrazo
Querido Adolfo, espero que ése Mare Nostrum te trate tan bien como tú mereces, y la brisa te esté regalando la paz y el sosiego que tanto anhelabas. Sabes dónde encontrarme siempre, Te mando un abrazo muy fuerte.
EliminarQué precioso texto María, que ilumina con sus letras de luz este humilde espacio.
ResponderEliminarMil gracias y un abrazo amiga.
Hola Jorge, vuelvo a sentirme bien entre tus fotos curiosas, y las explicaciones para hacernos comprender que esos lugares mágicos existen, y como siempre quedo encantada con tu entrada amigo mío. Un abrazo enorme.
ResponderEliminarMe alegra saber que fue de tu gusto contemplar la magia que desprenden las ilusiones tatuadas en piedra de Fouéré.
EliminarSiempre el placer es mío al ver que estás aquí.
Un abrazo.
Hola Jorge , de nuevo nos volvemos a encontrar , la verdad es que te hechado mucho a faltar , veo que sigues con tus inpactantes fotos y tus interesantes entradas como es esta , ya que yo desconocia esta que nos cuentas hoy ... Me gustaria preguntarte otra cosa , espero que no te ofenda , vale ya que si quieres , no me la contestes ¿ Pero ahora , que pasara con tu antiguo blog ? este es el nuevo , te lo digo ... Por que como ya te encontrado , me gustaria volver a tenerte de seguidora , ¿ Me puedo , quedar aquí en este blog o este es solo secundario ? bueno amigo , me alegro de volverte aencontrar , besos de tu amiga Flor .
ResponderEliminarQuerida amiga, cómo ofenderme cuando no haces más que interesarte por mí, todo lo contrario, me alegra enormemente tenerte en este nuevo lugar de escape a la rutina diaria que es mi nuevo blog. Centinela del sendero ya no está en la red, lo cerré hace algunos meses tras un periodo en el que pensé no podría atenderlo como me gustaba hacer, y posiblemente también debido a un calentón de los que a veces-por fortuna con la edad ya menos- me suelen dar y que hacen que tome por la calle de en medio. Bueno da igual. Ahora deseo seguir compartiendo con vosotros y sentir que a través de este medio me disperso un poco de los problemas cotidianos. Esta es tu casa amiga, y espero que te dejes embrujar por los encantos de Gaia, porque aquí sabes que siempre serás bienvenida.
EliminarUn fuerte abrazo.
Vaya maravillas Jorge.
ResponderEliminarSiempre nos traes lo mejor , curioso y grandioso.
Gracias por ello.
Besos