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J.J.D.R.
Raymon Ididore nació un 8 de
septiembre del año 1900 en el seno de una familia humilde. Su padre era un
jornalero que trabajaba de fundidor mientras que su madre se ganaba la vida
como costurera. El destino comenzó a guiar su vida a los seis años de edad,
momento en el que perdió completamente y de manera súbita la visión. De la
misma forma que sus ojos se vieron envueltos por tinieblas, cinco años más
tarde, sin más, como si nunca le hubiera sucedido nada, la luz regresó a sus
pupilas poco tiempo después de que su padre falleciera, teniendo, con solo doce
años, que comenzar a trabajar ocupando el lugar de su padre en la fundición
para poder ayudar a su madre viuda.
CASA DE RAYMOND ISYDORE Foto ruchopt.rf |
Trabajando desde tan temprana edad,
las oportunidades de estudiar fueron muy escasas o nulas, y creció sin apenas adquirir
los más básicos conocimientos. Trabajando se fue su niñez y en plena juventud
fue excluido del ejército debido a continuos problemas nerviosos, que bien
pudieron ser la causa de la ceguera espontánea y transitoria que sufrió de
pequeño.
A los 24 años de casa con una señora viuda
que ya tenía tres hijos y se compra un terreno en la rue Ro (hoy día rue Repos)
a las afueras de París. Allí construye él mismo una pequeña vivienda compuesta
de un amplio jardín, dos habitaciones, un comedor y una cocina, en la que
empeñará todo su tiempo y dinero.
Foto www.pinterest.com |
En el año 1935 pierde su trabajo en la
fundición, pero logra un puesto como operario en el vertedero municipal. Y es
aquí, justo en este punto de su vida, cuando una extraña manía comienza a
cimentar lo que será pronto una rara obsesión para Isidore.
Diariamente caminaba por el vertedero
pisando pequeños y grandes trozos de cristal así como una ingente cantidad de
fragmentos que una vez fueron cuencos, platos, u otros enseres cerámicos
ordinarios. Uno a uno, comenzó Isidore a recoger aquellos fragmentos y
amontonarlos en su casa.
Foto www.chartres.fr |
Le daba igual cual fuese el tamaño, color o forma, que
se agachaba y se los guardaba en los bolsillos del pantalón o de la chaqueta
hasta llegar a su casa donde los apilaba sin más. Ya en su mente empezó a
gestarse la idea que daría forma a su particular obsesión por la cerámica de
colores. Y un buen día, empezó a cubrir las paredes de su vivienda con los
fragmentos recogidos. Con paciencia, guiándose simplemente de su imaginación,
fue colocando los trozos de cristal y cerámica aquí y allá, dedicándole todo el
tiempo del que disponía.
En poco más de dos años había dejado
el vertedero limpio de fragmentos de cerámica, y hubo de comenzar a buscar en
los pueblos aledaños. Hasta tal punto llegó a obsesionarse con localizar los
fragmentos que, acompañado de su inseparable carretilla, gastó su buen dinero
pujando por vajillas en subastas de saldo sin importarle tener que realizar
grandes desplazamientos o enfrentarse con las burlas de los que le veían
arrastrar su peculiar carga, que comenzaron a llamarle Picassiette, apodo
despectivo que vendría a ser algo así como el Picasso de la vajilla, o el loco
de la vajilla.
Foto www.artbrut.at |
Raymond Isidore, durante veinte años, no paró
de buscar cerámica con la que recubrió todo lo que en su casa había, salvándose
su propia familia seguramente de puro milagro. Tras completar la mascarada de
fragmentos diversos en las paredes, pasó a decorar techos, puertas, cocina, y
todos los enseres de la vivienda, como la cama, jarrones, chimenea, y hasta la
máquina de coser de su mujer.
TODO QUEDÓ CUBIERTO POR CERÁMICA, INCLUSO LOS ENSERES CASEROS |
A medida que su casa se llenaba de
colores y formas extrañas, la creatividad de Isidore fue aumentando con el
tiempo y, de simplemente cementar pedazos sobre cualquier superficie de su
vivienda, pasó a diseñar formas geométricas, mosaicos y siluetas peculiares
proyectadas por su increíble imaginación.Tiempo después, cuando Isidore ya
había fallecido, su familia comentó que apenas dormía, y que fueron muchas las
noches en las que desvelado por los dibujos que bailaban en su cabeza y dañaban
su descanso, se ponía a decorar la casa guiado por sus visiones nocturnas.
Foto www.pinterest.com |
En el año 1964, un día 4 de
septiembre, se le halló medio muerto junto a su vieja carreta, sumergido entre delirios,
mientras transitaba un camino buscando sus tan codiciados pedazos de cerámica.
Hoy día, son muchos los que tras
visitar la afamada catedral de Chartres, se acercan a contemplar la creación
artística de Raymond Isidore, la casa recubierta de pedazos de cerámica de mil
colores.
Foto www.artbrut.at |
Su viuda siguió viviendo en la casa
hasta que falleció y después la vivienda fue adquirida por la ciudad de
Chartres en el año 1981. Un año más tarde el gobierno francés otorgó a la
vivienda de Raimond Isidore la catalogación de Monumento de Interés Histórico y
tras abrirla al público, cada año son más de 30.000 personas las que observan y
se admiran con la curiosa creación del humilde Raimond Isidore, quien pasó su
vida buscando pedazos de cerámica para decorar su casa, quién sabe si llevado
por la necesidad de sentir la belleza de los colores y el reflejo de la luz de
cada día en las paredes de su casa, tras haber sufrido en su niñez el cruel y
verdadero significado de la palabra oscuridad.
Foto www.mosaicmarble.com |
Conocer en qué momento la idea
más descabellada clava su afilada punta en la mente de un hombre es tan
imposible como intuir el segundo exacto en el que la locura fugaz se convierte
en destino. Nadie sabrá jamás en qué instante el cerebro de Isidore comenzó a
proyectar un particular universo de cerámicas y cristales de colores. Pero lo
que más me sorprende de la historia narrada, es la fuerza que puede ejercer una
idea en la mente del ser humano, sea proyectada casualmente o inyectada por una
mágica e inexplicable energía capaz de arrebatar media vida en aras de un único
objetivo, conseguir a toda costa alcanzar el sueño idealizado.
Aportes y Datos:
Wikipedia
http://fr.wikipedia.org/wiki/Maison_Picassiette
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Comentarios
Impresionante, soberbio, impactante y hermoso. Quizá sí tuvo que ver la pérdida de la visión cuando era un crío y eso hizo que su mente se obsesionara por el color años después. Quién sabe de los intríngulis del cerebro. Lo dicho, es alucinante.
ResponderEliminarSaludos
Puede ser que su ceguera repentina le dejara alguna secuela, aunque por lo que he podido leer, más allá de su obsesiva y curiosa recolección de cristales y cerámica, no aparece nada que indique que su comportamiento en otros aspectos fuese extraño. Sea como fuere, al igual que otros muchos personajes que conozco, pasaron toda la vida obsesionados con crear algo diferente, algo que les llenase la vida, y esto es lo que me parece fabuloso.
EliminarUn abrazo amiga Nena.
Es posible que su pérdida de memoria repentina le dejase alguna secuela. Fuese como fuere, me parece asombrosa la capacidad de algunos personajes para realizar en vida sus sueños en piedra, o sus visiones hermosas y alocadas.
EliminarUn abrazo amiga Nena.
Desde luego alucinante y preciosa la obra de arte que culminó este señor anónimo. Hoy reconocido por la maravilla que regaló al mundo....
ResponderEliminarUn abrazo!
Así lo creo yo también, bendita locura o genio incontrolable que nos deja cosas tan maravillosas.
EliminarUn abrazo.
Increíble lo que logra la fuerza, la imaginación y la capacidad humana.
ResponderEliminarNo voy a justificarme Jorge, estoy medio perdida, pero estás presente.
Abrazos y linda semana
El ser humano es capaz de lo mejor y lo peor, y entre medias, de cosas de sobradamente hermosas y curiosas.
EliminarNo se te ocurra justificarte querida Mayra...estás.
Abrazos.
Bueno lo de la ceguera si que es una cosa curiosa cuanto menos.
ResponderEliminarHombre la verdad es que todo ese trabajo que lleva la casa la hace acreedora de exaltación de belleza aunque te digo que sinceramente a mi no me gustaría vivir ahí jejejeje.
un buen articulo querido
un abrazoteeeeeeeeeeeeeeeeeeee
Más que belleza como tal, yo la denominaría un sueño hermoso, esos sí, recargado al máximo, pero encuentro mérito y valor al trabajo desarrollado. Imagínate amigo, que hasta la máquina de coser, las sillas y todo lo cubrió de cerámica. Imagino que su mujer debía de salir por patas cuando lo viera con un pedazo en la mano, no fuera a querer pegarlo en alguna parte de su cuerpo.
EliminarAbrazos.
Que curioso y que creatividad la de este señor! Su obsesión le llevo a crear algo que ha pasado a ser monumento de interés histórico:Una belleza de lugar, que me encantaría conocer. Gracías Jorge por compartir estas imágenes Que pases una buena semana. Abrazos muchos
ResponderEliminarCreo que realizó un trabajo tan inmenso, que hubiese sido injusto negar el mérito de tantos años volcado en ello.
EliminarUn abrazo.
La ceguera de Raimón se denomina Histérica, puede durar años hasta que por un motivo casual, a llegaremos a comprender la mente humana.
ResponderEliminarrecuerda la causa y vuelve la visión. Probablemente la cerámica fuese la causa de esa adicción por coleccionarla y hacer estas bellas obras de arte. Nunca llegaremos a comprender la mente humana.
Gracias por compartirlo.
Un abrazo
Sor.Cecilia
Un aporte el tuyo muy interesante, desconocía tal efecto, que bien pudo ser la causa que le dañó la visión.
EliminarLa mente humana como bien dices, es el mayor misterio de nuestra propia existencia.
Abrazos amiga.
Una interesante biografía de un hombre que luchó por su empeño.
ResponderEliminarLogró hacer de los desechos verdaderas obras de Arte.
Se me ha parecido mucho a la labor de Victor Corral en Bahamonde (Lugo) que tiene una parcela y una casa hecha a base de sus originalidades.
Maravillosos Documento.
Abrazos.
No conozco a Víctor Corral, pero me apunto a conocer algo sobre él, gracias siempre por venir estimado amigo.
EliminarUn abrazo.
Muchas gracias María del Carmen, un abrazo para ti.
ResponderEliminarHola Jorge, como bien se dice, nunca se sabrá en que momento entro esa especie de locura en la mente de este hombre para hacer este trabajo tan laborioso, pero aun así no deja de ser interesante el trabajo que realizo con trocitos de los desechos que los demás tiraban y luego el incluso llegaba a comprar, pero fíjate que sin tener conocimientos de todo eso lo que llega a realizar y mas después de tener esa ceguera temporal, menos mal que a la familia la dejo tranquila:), pero un poco de yuyu el tener por dentro y fuera la casa así decorada impone un poquito y mas con esa especie de altar o panteón que tiene en el patio o fachada, aun así hay que reconocerle el trabajo que hizo que es impresionante.
ResponderEliminarEnhorabuena amigo por esta nueva entrada donde nos enseñas de nuevo algo que desconocemos, gracias:)
Besos.
Así es Piru, no hay imposibles para aquellos que desean alcanzar algún objetivo, por muy atrevido o inalcanzable que parezca. Me acuerdo mucho, cuando escribo sobre estos ilustres y casi desconocidos hombres, del bueno de Justo Gallego, quien está terminando una descomunal catedral en Mejorada del Campo, y que lleva toda su vida enfrascado en ello. Algo mágico ha de suceder en lamente de estos hombres para que saquen tanta fuerza, esmero y pasión por lograr su objetivo.
EliminarMuchos abrazos.
Las vueltas que da la vida...
ResponderEliminarY las cosas que podemos llegar hacer ...
Muy buen y emotivo post.
Besos
Gracias Inma, ya ves, el ingenio no tiene limites.
EliminarUn abrazo.
Era un genio creador. Para mí podría ocupar un lugar al lado de los grandes creadores.
ResponderEliminarMe da mucha rabia y una inmensa tristeza que luego de muerto otros se lucren de su obra. Aunque sea el mismo Estado.
A muchos les pasa así. En vida son unos miserables y luego de muertos un negocio del que lucrarse.
Mi admiración para el artista mi repulsa para los buitres.
Besos.
Suele pasar Ohma, conozco el caso personal de Justo Gallego en Mejorada del Campo, hombre que lleva toda la vida levantando una inmensa catedral el solito, y desde hace muchos años, en vez de intentar prestarle la ayuda necesaria para acabar una obra que es colosal, sólo le ponen trabas. Seguro que cuando fallezca, espero sea dentro de mucho, se alzarán como buitres para sacar provecho de su obra, aunque él ha dicho que la donará a la iglesia.
EliminarSon hombres que merecen mi profunda admiración.
Un abrazo.