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J.J.D.R.
Una
nube de grisáceo polvo cubre con opacidad persistente el campo de batalla. Bajo
el estéril y frío terreno, dos fronteras paralelas,- ciudades subterráneas
repletas de galerías estrechas y mortíferas en las que refugiarse del enfermo y
cruel delirio de la guerra-, fueron cavadas con pico y pala y se convirtieron en
la delgada línea que separaba la vida de la muerte para un soldado.
TRINCHERAS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL |
Las
trincheras se convirtieron en el hogar duradero de cientos de miles de hombres
en el transcurso de ambas guerras mundiales. Hogar de muerte y desolación, en los
que muros de barro y piedra impregnados de sangre, fueron el hábitat diario de
la soldadesca que defendía sus vidas de los ataques enemigos. Estas
improvisadas galerías fueron construidas para asegurar el refugio y resguardo
de la tropas y su posicionamiento frente al enemigo. Aunque, si bien, en los
dos grandes conflictos mundiales, fueron usadas de forma ininterrumpida, el
origen inicial y estratégico de estas galerías fue diseñado por Napoleón en
1812 cuando sus tropas fueron asediadas en su retirada de Rusia.
REVISANDO LA APARICIÓN DEL PIE DE TRINCHERA Foto www.elafter.com |
Los
frentes del norte de Europa fueron con seguridad los lugares en donde las
trincheras se convirtieron en auténticas ratoneras humanas. Los soldados podían
pasar meses de larga espera a escasos metros de la trinchera enemiga. Alzar la
cabeza por encima de una línea imaginaria que pasaba a escasos centímetros del
casco, suponía aventurarse a ser alcanzado por los francotiradores que durante
horas interminables, esperaban un descuido para dar muerte a su enemigo. De vez
en cuando las trincheras se agitaban con el bombardeo aéreo. Entonces, las
galerías se convertían en un lodazal en el cual la sangre llegaba a los
tobillos y el aire se convertía en un manto espeso de pólvora y fuego.
PIE DE TRINCHERA Foto www.elafter.com |
Pero
un enemigo invisible, y no menos mortal que las propias bombas o los disparos
de los fusiles, se hizo notar en los agujeros hechos en la tierra infringiendo
grandes daños en las filas de todos los bandos enfrentados. Se le denominó “pie
de trinchera” y fue la causa de un número indeterminado de víctimas y mutilados
en la guerra.
Las
causas de la aparición del pie de trinchera fueron las condiciones de
insalubridad que sufrían los hombres. El frío y la humedad humectaban las
extremidades inferiores de los soldados y sumado a la falta del equipamiento
adecuado fue el caldo de cultivo ideal para su aparición.
El
proceso comenzaba con una picazón persistente y la inflamación de los dedos de
los pies. La humedad y la falta de transpiración terminaba inflamando los
miembros y la piel se volvía roja o azul cuando ya era clara la aparición de la
cianosis.
Después
era común sentir que, la piel fruto de la humedad, se abriese en heridas que
supuraban pus y sangre y los vasos sanguíneos se contrajesen por el frío cuando
el oxígeno dejaba de llegar con fluidez a las células. El sudor se convertía en
un temible enemigo al no transpirar adecuadamente la piel y se unía el hecho de
no poder cambiarse los calcetines mojados por unos secos cada cierto tiempo. Las
heridas terminaban convirtiéndose en úlceras sangrantes que maceraban la piel y
daban paso a la inevitable gangrena del miembro. Llegado este momento, en el
que el soldado ya sufría dolores terribles y fiebres muy altas, tan sólo era
efectiva la amputación del miembro afectado. En muchos casos, sobre todo en la
primera guerra mundial – se achaca al desconocimiento-, muchos hombres murieron
por la extensión gangrenosa por el resto del cuerpo.
Foto www.edsombra.com |
Bajo
las intensas lluvias las trincheras eran auténticos lodazales inundados en los
que había que sobrevivir diariamente. La muerte estaba fuera, apenas a unos
pocos metros. Pero también la sentían bajo sus pies fríos y entumecidos.
Durante semanas y meses se oían los gritos de dolor en las profundas galerías.
Daba lo mismo el color del uniforme que vistiesen, el idioma que hablasen, la
bandera que defendiesen, pues el pie de trinchera los tenía acorralados e
indefensos. Algunos soldados, no pudiendo soportar el dolor y ante la
imposibilidad de cura, terminaban abalanzándose sobre el enemigo en asalto
suicida.
El
número de víctimas por causa del pie de trinchera se desconoce. Pero
estimaciones hechas al respecto sobre la contienda del ejército británico en
1914 rondan los 20.000 soldados atendidos por esta afectación infecciosa. Para
los que lograban superar los momentos más conflictivos de la infección, aún les
quedaba un periodo de hasta seis semanas de ardua y dolorosa recuperación, en
la que en ningún caso se aseguraba la total recuperación del miembro dañado.
TRINCHERA BRITÁNICA Foto www.clasesdehistoria.com |
Bajo
la tierra ensangrentada, bañada por esputo, vómito, bilis y nauseabundo dolor,
un ínfimo pero letal enemigo guerreó marcando su mortífero terreno frente a los
pies indefensos de los humanos. Ante las bombas y el odio derramado en los
frentes de batalla, el pie de trinchera se coló como un enemigo inesperado,
barriendo extremidades sin compasión entre las unidades beligerantes, que poco
pudieron hacer frente a tan temible e invisible enemigo mortal.
Aportes y Datos:
Wikipedia
http://es.wikipedia.org/wiki/Pie_de_trinchera
Exordio.com
http://es.wikipedia.org/wiki/Pie_de_trinchera
Naukas.com
http://naukas.com/2010/09/05/el-pie-de-trinchera/
Esacademic.com
http://www.esacademic.com/dic.nsf/es_mediclopedia/46526/pie
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Comentarios
Hola Jorge Desconocia lo de los pies de trinchera y las penalidades que ocasionó a los soldados. Las guerras son siempre injustas y penosos los riesgos que acarrean. Siempre aprendo algo que no sabia en tu espacio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ante las guerra, hasta la propia naturaleza se siente amenazada y combate con sus medios al ser humano. No hay guerra justa ni vencedores, siempre es el ser humano que el termina perdiendo.
EliminarUn abrazo.
Gracias Jorge por dejarnos esa otra consecuencia de las guerras, siempre pagan los mismos no los locos que las provocan.
ResponderEliminarEs otra manera de abrirnos los ojos ante esos más de cien millones de muertos que han dejado las guerras modernas y los regímenes que llevaron a ellas.
Un abrazo,
Las guerras son el ejemplo perfecto de cómo el ser humano es como un virus en este planeta. Una especie capaz de exterminarse a sí misma nunca será superior a nada. El pie de trinchera fue un enemigo más en el campo de batalla, donde los que sufrieron sus consecuencias, la gran mayoría no tuvo más opción que participar, sin tener nada que ver y menos que entender.
EliminarUn abrazo.
Son muchas las penurias causadas por las guerras que desconocemos!!
ResponderEliminarPobrecillos jóvenes obligados a luchar muchas veces sin saber el por qué o por quién!
Un fuerte abrazo, Jorge.
Cuántos murieron y siguen muriendo en conflictos que no entienden, pues son un contrasentido y un negocio para unos pocos.
EliminarUn abrazo.
Vaya no sabía que el pie de trinchera se había cobrado la vida de tanta gente, aunque la verdad es que estas parecen las tumbas de tantos y tantos soldados que murieron por nada y para nada, solo por la insensatez del ser humano y los designios de unos locos acerrimos de poder.
ResponderEliminarBueno pues un bonito testimonio y un poco más de sapiencia que añado a mi cerebro jajajajaja
unos abrazotessssssssssssss amigo JOrge
Ninguna guerra es justa y menos aún necesaria. Dos guerras mundiales que acabaron con la vida de millones de seres humanos de forma brutal.
EliminarLas condiciones en las trincheras fueron de lo peor de la guerra, viviendo en agujeros durante meses.
Un fuerte abrazo.
Otra más de las consecuencias de la insensatez humana. Mientras esos hombres padecían lo indecible, los verdaderos culpables de estas masacres, se pertrechaban en cómodos despachos. Es la historia del hombre y desgraciadamente, hoy en día, aunque de otra manera, sigue sucediendo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y en sus despachos siguen planeando dónde y cuándo actuar de nuevo y poner en jaque la vida y el futuro de naciones enteras. Llegará un momento en el que de nuevo el conflicto será global, y quizá sea cuando las palabras de Einstein cobren sentido, cuando dijo esos de "no sé como será la tercera guerra mundial, de lo que estoy seguro es que la cuarta será con palos y piedras"
EliminarUn abrazo.
Hola Jorge, una sorpresa mas de tu blog, como ves desconozco casi todo lo que publicas, aquí, en esta he sentido dolor y tristeza, hay que ver cuántas cosas malas traen las guerras, miedo da solo de pensarlo. Entrada interesante y triste. Un abrazo.
ResponderEliminarPosiblemente para muchos, la aparición del pie de trinchera les sacó de estas y les salvó la vida, aunque fuera pagando el precio de la amputación de algún miembro. Las guerras son brutales ejercicios de inconsciencia.
EliminarUn abrazo amiga.
Un enemigo más letal que las propias armas, me ha llenado de escalofrío.
ResponderEliminarAbrazos muchos, querido Jorge
Así fue Mayra, durante meses tenían que respirar el olor dela muerte y además luchar contra una enfermedad que les atacaba sin piedad, aunque es posible que gracias a su aparición muchos se salvaran de morir de un tiro.
EliminarUn abrazo.
Hola Jorge, vaya no sabia nada de lo que nos cuentas del "pie de trinchera", ni lo había oído jamas, pero que pena todo lo que tuvieron que pasar estas gentes por culpa de otros que ansían tanto el poder y no miran nada, nada bueno se gana con las guerras, solo las penurias y calamidades que sufren los pobres que no tienen mas remedio que aguantar por obligación y luego cuando no es una cosa es otra como lo que cuentas lo que sufre esta pobre gente, los que provocan las guerras desde sus despachos pocas calamidades pasan los...., en fin amigo, que de nuevo gracias a ti conocemos una cosa mas aunque esta no sea muy grata:), gracias de nuevo.
ResponderEliminarBesos.
Nada hay de grandeza en las guerras, y sobre ellas se han motivado y vanagloriado muchos héroes en la historia. Imagino jóvenes con toda la vida por delante, obligados a luchar y morir sin saber siquiera por qué.
EliminarUn abrazo.
Pobres...pero es que esto de las guerras jamas lo entenderé...
ResponderEliminarBuen post amigo, gracias por enseñarnos estas historias.
Besos buen fin de semana
Creo que sólo los que hacen negocios con ellas entienden perfectamente las guerras, pues suman con ellas más réditos y se hacen más ricos gracias a la sangre de muchos millones. Si no hay motivos para pelear, hay que crearlos, hoy día son muchos los que mueven piezas como en un tablero de ajedrez para que las luchas en muchos países no terminen y sirvan sus campos de batallas como escenarios donde experimentar.
EliminarUn fuerte abrazo.
Guerras en las que lo mejor que te podía pasar era morir........¡¡que paradoja!!.
ResponderEliminarNo sé quien llamó ser inteligente a la especie humana, jamás en la vida animal uno de ellos ha luchado por los ideales de otros hay que ser muy, pero que muy tonto para hacerlo.
Me imagino que esa lenta y dolorosa consecuencia del pie de trinchera sería una de tantas cosas que padecieron junto al miedo, la locura, el asco y el saber que morirían de todas formas.
Mas nos hubiese valido permanecer como células en el mar desde luego.
Buena información y denuncia cultural amigo Jorge. Espero que en algún tiempo oras civilizaciones u otros seres puedan leer esto para no caer en lo mismo. Han de ser de otra especie porque si son humanos de nuevo la historia se repetiría.
Abrazos amigo.
Muchas veces morir era simplemente una salvación. Leí en alguna ocasión que las trincheras eran fronteras de vida y cordura. Los suicidios eran constantes, pues los soldados no aguantaban las constantes bombas las balas rozando sus cabezas y además el pie de trinchera castigando sus pies. Deseaban acabar con todo y se lanzaban en terreno enemigo siendo alcanzados de inmediato por los francotiradores. Pensarlo es algo horrible. El ser humano es el peor enemigo de la Tierra y de sí mismo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo amigo.
Hola, me ha resultado muy útil tu información, ¿pero sabes algo de un posible tratamiento que había en esa época?, si pudieses facilitarme esa información te lo agradecería.
ResponderEliminarUn abrazo,
Clara.
Estimada Clara, primero agradecerte la visita y comentario. En segundo lugar, atendiendo a tu pregunta, creo que te será de gran ayuda leer el siguiente enlace http://www.centronaval.org.ar/boletin/BCN828/828INGARAMO-DEDIEGO-SAGARDIA.pdf
EliminarUn abrazo.