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DAN OSMAN

J.J.D.R.
Se dice de él que, con tan solo doce años de edad, su pequeña fisonomía dependía de las cuerdas y los anclajes que lo sujetaban a la pared de una montaña para ser feliz.
Se comenta que el espíritu temprano que mostró por el riesgo y la escalada extrema, fue provocado por la herencia samurai que corría por sus venas, y que su pasión por el riesgo extremo fue tan grande que siempre tuvo presente que moriría en uno de sus vuelos a velocidad terminal.

DAN OSMAN EN ACCIÓN Foto www.pinterest.com
Dan Eugene Osman nació el 11 de febrero de 1963 en la bella región del lago Tahoe en California. En cuanto fue consciente de sus cualidades para la escalda y su experiencia creció conjuntamente con su carácter indómito, se convirtió en un experto en deportes de riesgo. La sombra que su silueta perfilaba entre los picos más imponentes se convirtió en fotografías asiduas en artículos de revistas de prestigio sobre temática de montaña y escalada. Sobre una grieta de escasos centímetros de grosor, era capaz de hacer las mayores piruetas sirviéndose solamente de la fortaleza, destreza y agilidad de sus manos, y el desdén más absoluto ante el abismo que surgía bajo sus pies.
Sus mayores logros fueron en escalada natural - también conocida como sólo integral-modalidad que consiste en ascender la montaña sin ayuda de cuerdas.
Si la dificultad y el riesgo de tamaña aventura no era ya suficiente, Dan lo hacía corriendo como si la vida le fuera en ello, cronometrando la ascensión y tratando de hacerlo en el mínimo tiempo posible.

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Pero donde demostró que su aprecio a la vida estaba ligado al riesgo que llevara implícito transgredir, fue saltando al vacío en la modalidad de caída libre controlada.
Sólo el hecho de pensar en saltar desde cientos de metros para ser frenado por una cuerda de seguridad es ya de por sí imaginar una situación que asusta. Pero para Dan Osman, esta modalidad era su preferida y a la postre la que le llevaría a su último desafió extremo.
En sus últimos diez años de vida saltó más de mil veces. Más de mil veces su cuerpo fue zarandeado por el viento mientras caía sin control a velocidades de vértigo. Su mayor récord en esta modalidad fue un registro de 322 metros de altura que también fue el último. En julio de 1998 fue quién diseñó el sistema de tirolina.

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Su carácter indómito y temerario le llevó a ponerse a prueba en todo momento. Dicen de él que trabajó de forma esporádica e incluso vivió una temporada en una casa de madera construida en la copa de un árbol. Pero parece ser que esta manera bohemia de vivir no agradaba a los guardas forestales del Parque Nacional de Yosemite - lugar predilecto de Dan, donde solía saltar y escalar con regularidad - y estos le denunciaron en varias ocasiones. No eran del agrado de la autoridades locales las extremas formas que utilizaba Dan como práctica deportiva. Al poner en riesgo su vida constantemente, incitaba a más gente a hacer lo mismo, y decidieron ponerle la vigilancia de unos rangers para detenerlo a la mínima ocasión que tuvieran.

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Dan Osman seguía haciendo de las suyas y preparaba los anclajes y cuerdas para saltar de nuevo, cuando los rangers le abordaron. No podían detenerle por montar su sistema de cuerdas, pero le pidieron la documentación y se percataron de que su permiso de conducir había caducado. Ya tenían motivo suficiente para arrestarlo, pero tras inspeccionar su camioneta roja, le incautaron un arma para la que no tenía licencia y este hecho le llevó directamente a la cárcel de Yosemite.
Allí permaneció 22 días retenido. Sus amigos pagaron 25.000 dólares de fianza y pudo salir de la celda, y las autoridades le dieron cinco días para retirar los anclajes y cuerdas que habían quedado anclados en la montaña.
Junto a su amigo Dasher subió a la cima del Leaning Tower para recoger su material.
Pero quizás por testarudez, quizás por arrogancia, o bien por pura indiferencia a las normas que le habían impuesto, Dan Osman y su amigo decidieron volver a saltar.
Fue un día de noviembre cuando Dasher se lanzó 300 metros al vacío. Supongo que la satisfacción estimuló el ansia de riesgo de Dan y su corazón palpitó acelerado ante su próximo salto. Quería que aquel salto fuera el de mayor altura y aumentó 22 metros de cuerda respecto a los 330 que había utilizado su amigo.

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Aquel día 23 de noviembre del año 1988, desde la cima del Leaning Tower del Parque Nacional de Yosemite, Dan Osman se precipitó a velocidad terminal para no levantarse nunca más.
Su último vuelo le llegó con tan sólo 35 años de edad. Era padre de una pequeña niña llamada Emma.
Mucho se ha comentado sobre la muerte del famoso escalador. Al parecer alguna variación en la posición de las cuerdas, hizo que éstas se enredasen y con la fricción propia del peso y la altísima velocidad rompieron. También se esgrime la posibilidad  que después de varias semanas - las que Dan pasó en la cárcel- el material sufrió un rápido deterioro que provocó que las cuerdas terminasen rompiéndose.

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Si no hubiese sido aquel 23 de noviembre del 98, Dan Osman seguramente hubiera fallecido otro día y en circunstancias similares. Su destino estaba ligado a una vida tan amplificada de riesgos y tan extrema, que tarde o temprano hubiera terminado traspasando la delgada línea que delimita la vida de la muerte.
Dan Osman murió muy joven y la sombra de su cuerpo ascendiendo las más escarpadas cumbres dejó de verse en Yosemite.
Pero sus hazañas extremas son continuamente analizadas en foros de especialistas en montañismo y escaladas de riesgo, debido a la depuradísima técnica de la que Dan Osman hacía gala.

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Simplemente para hacerse una idea de lo que Dan era capaz de hacer, es imprescindible ver sus vídeos y, aunque estemos detrás de un monitor, no dudaremos en cruzar los dedos y sentir vértigo ante los desafíos extremos que consiguió en su vida.

Vídeo recomendado 
Fuente www.youtube.com



Aportes y Datos:
Texto de mi anterior blog Centinela del Sendero









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