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J.J.D.R.
Sobre la
ensangrentada arena del fastuoso Coliseo romano, birremes y trirremes fueron
enfrentados en pos del mayor espectáculo antiguo para gloria y deleite de un
público ávido de sangre y violencia. Conocidas como naumaquias
(batallas navales) fueron, sin lugar a dudas, el acontecimiento con mayúsculas
en época del imperio romano por su compleja puesta en escena y su elevadísimo
coste. La idea de
escenificar batallas navales para deleite del pueblo, surgió de la mente de
Julio César. Su propósito fue llevado a cabo en 46 a .C. como parte de los
fastuosos espectáculos que conmemoraron su cuádruple victoria sobre los pueblos
de la Galia, Egipto, el Bósforo y Numidia.
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NAUMAQUIA Foto www.historiasdelahistoria.com |
Para tan esperado
momento mandó excavar un lago en el campo de Marte en las cercanías del río Tíber.
Bajo la atenta mirada del regio emperador, más de 1000 guerreros y cerca de
2000 remeros se batieron a muerte sobre el rojo lecho del río a bordo de 16
galeras, de menor tamaño que las originales, pero igualmente destructivas y
equipadas para el combate.
En las colinas
circundantes al lago se agolpó la muchedumbre. Muchos residían cerca de Roma,
pero otros tantos procedían de provincias lejanas, y pasaron incluso la noche
al raso para poder contemplar al día siguiente el espectáculo.
Todos los
combatientes eran prisioneros de las contiendas bélicas doblegados a la
esclavitud para después morir en el circo romano. Condenados a muerte, no
habría piedad para ellos, aún a pesar del resultado de la contienda.
Las naumaquias
trataron de ser fiel reflejo histórico de acontecimientos históricos. Los responsables
de la puesta en escena no dejaban ningún detalle a la improvisación, vistiendo
y armando a los contrincantes de ambos bandos como si de los verdaderos ejércitos
emulados se tratasen.
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Foto www.cavalcup.com |
En el 46 a .C. la batalla que Julio
César presidió detalló la contienda entre egipcios y fenicios.
Ni que decir tiene
que el pueblo se volvió loco con tamaño acontecimiento de violencia sin
control. Alrededor del improvisado lago, miles de personas gritaron y vitorearon
entusiasmados, aplaudiendo la primera naumaquia con fervor inusitado y contando
los días para que aquella orgía de sangre volviese pronto a repetirse.
Las sucesivas naumaquias
fueron un catálogo de superación técnica, sublime puesta en escena y propaganda
perfecta para esgrimir ante el pueblo el poder del imperio romano. “Pan y circo”,
era la dieta común, y cuanto mejor y más ostentoso fuese el espectáculo mucho mejor.
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Foto www.commons.wikimedia.org |
La siguiente naumaquia
fue la única, de la que se tiene constancia, desarrollada en el mar. Se celebró
en 40 a .C.
para conmemorar la victoria sobre la flota de Octaviano.
El lugar elegido,
frente a la ciudad de Rhegium, en el estrecho de Mesina.
Años después, el gran
emperador Augusto, mandó construir la primera Naumaquia estable en el margen
derecho del río Tíber, muy cerca de los jardines de César.
Las dimensiones del
recinto eran de grandes proporciones. El caudal diario que nutria el lago
artificial era de 24.000 metros
cúbicos , y cuyo excedente era utilizado para el regadío
de los jardines adyacentes. La extensión del lago era de 533x355 metros y su
perímetro contaba con 2
kilómetros . En el centro del lago se ubicó una pequeña
isla con acceso a través de un puente, que sería utilizada por parte del
emperador y su séquito para visionar mejor la batalla.
Corría el año 2 d.C.
cuando la inauguración de un templo en favor de Marte Vengador fue suscrita con
galas, grandes festejos y una terrible y belicosa naumaquia. Para tan gran
acontecimiento, ofrecieron a la deidad de Marte Vengador y al mortal Augusto,
la batalla que libraron Persas y Atenienses en Salamina.
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Foto www.bloghistoriadelarte.com |
La contienda enfrentó
a 30 naves que apenas tuvieron capacidad de maniobra. Birremes y trirremes se embistieron con sus
enormes espolones de proa inmersos en una auténtica locura de gritos, sangre y
fluidos corporales, para gozo y disfrute de los miles de asistentes.
El emperador Claudio
fue quién llevó la naumaquia a su máximo esplendor. En número de 50 naves por
cada bando, 19.000 hombres condenados a muerte pelearon hasta las últimas
consecuencias. El lago Fucino fue el escenario para tan magna batalla, que en
ésta ocasión, se celebró cómo si de en alta mar se tratase, embistiendo y
maniobrando las naves con total autonomía dada la gran capacidad del lago
Fucino.
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Foto www.revistadehistoria.es |
Claudio se cuidó bien
de su seguridad y la de su público. Como los contendientes eran todos
condenados a muerte, en previsión de un posible motín, cercó el lago con
catapultas y ballestas y dispuso cohortes pretorianas en puntos estratégicos.
De iniciarse una revuelta, los barcos serían rápidamente hundidos y sus
tripulantes masacrados.
Ante la imposibilidad
de escapatoria posible, ocurrió un hecho que quedaría ligado erróneamente a
todos los espectáculos de gladiadores. Los combatientes saludaron al emperador
con una contundente frase “Morituri te salutant” “los que van a morir te
saludan”. Y aunque se creía que era frase obligada en los combates de
gladiadores, hoy se sabe que se debió a una tradición errónea, y sólo consta
que ocurriese ciertamente en la naumaquia que Claudio celebró en el lago
Fucino.
Queriendo demostrar
que aquel evento debía ser recordado por siempre, el emperador Claudio no
especuló en el gasto. Tal es así que, desde el centro del lago, un tritón de
plata emergió tocando una trompeta, como señal de inicio para el combate.
Los 19.000 hombres
pelearon en el lago hasta teñirlo de rojo, con tal presteza y ardor que,
después de horas de cruenta lucha, el emperador les perdonó la vida.
Fue sin duda la más
grande naumaquia celebrada. Cientos de miles de personas, enardecidas por una
sed inagotable de sangre y crueldad, abarrotaron las colinas del lago para
asistir a la colosal batalla.
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Foto www.hitarmar.com.ar |
Años después, la
locura sin límites de Nerón, le llevó a ejecutar una naumaquia dentro de un
anfiteatro de madera construido es proceso para la ocasión en 57 d.c. y 64 d.c.
Tras una Venatio
(lucha con animales), el emperador hizo inundar el recinto y celebrar la lucha
de embarcaciones. Una vez ésta concluyó, se desaguó el teatro y la sangre
siguió corriendo esta vez a manos de gladiadores. Una vez acabaron los
gladiadores, en el mismo recinto se celebró un gran banquete.
Cuando se inauguró el
magnífico y gran anfiteatro Flavio de la mano de Tito, el significado del circo
romano se proyectó en su máxima expresión. Con capacidad para 50.000 personas,
el enorme Coliseo pasó a convertirse en el centro neurálgico de Roma y por ende
del mundo de la época.
Durante 100 días
ininterrumpidos los romanos asistieron al coliseo a ver los espectáculos más
variados y, como no, más sangrientos.
Allí Tito celebró una
naumaquia en la que se representó la batalla entre Corintios y Feacios peleada
por 3000 hombres.
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Foto ww.twcenter.net |
Dentro del coliseo no
había espacio para utilizar naves que pudiesen maniobrar. Se procedía a inundar
un poco el anfiteatro para aparentar la navegación, convirtiendo los barcos en
decorados donde luchar. Se sabe que utilizaban artilugios para simular
auténticos naufragios.
Más tarde sería el
emperador Domiciano en dos ocasiones 85 y 89 d.c. quien apostó por las
naumaquias, y las dos últimas fueron celebradas en 109 por Trajano y en el 248
con motivo del milenario de Roma. Filipo el árabe celebró concluyó las
naumaquias en el restaurado recinto donde tiempo atrás lo hiciera Augusto.
Casi no han quedado
restos arqueológicos de las naumaquias romanas. El coliseo Flavio sufrió una
drástica reforma llevada a cabo por Domiciano, transformándola en celdas,
jaulas para animales, mazmorras y un complejo entramado de túneles y rampas de
acceso a la arena, desapareciendo los mecanismos que se supone servían para
inundar el anfiteatro.
La mejor prueba de
cómo hacían los antiguos romanos para inundar sus recintos se encuentran el los
anfiteatros de Verona y Capua (Italia) y en Emerita Augusta (Mérida, España).
Concretamente en Mérida se han encontrado restos de aljibes, canales, red de
cloacas, un acueducto y fuentes sobre el río Guadiana.
Las naumaquias fueron
los espectáculos más costosos y variopintos de los que se celebraron en la Roma
antigua. Hasta nuestros días han llegado infinidad de relatos de gladiadores
que fueron auténticos seres mediáticos de la época siendo sus hazañas en la
arena narradas durante muchos años.
De las naumaquias han
quedado pocos restos que muestren su grandeza. La mayor parte de lo que se
sabe, lo debemos a hombres ilustres de la época como el propio Augusto, Plinio,
Tácito, Suetonio o Dion Casio que en sus escritos, narraron lo fastuoso y delirante
de un espectáculo diseñado para regalar al pueblo la potestad de adquirir un
poder absoluto…el poder de dar o quitar la vida.
Aportes y Datos:
Texto de mi anterior blog Centinela del Sendero
Comentarios
Mi querido Jorge habia oido hablar de crudas batallas pero que estan tambien se realizaran dentro de anfiteatros y coliseos no.lo sabia.
ResponderEliminarBesos