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J.J.D.R.
El valle del río Omo en Etiopía
(África oriental) es posiblemente el lugar con mayor diversidad y disparidad de
etnias y costumbres de todo el continente africano. En un espacio geográfico
reducido, se congregan hasta cincuenta etnias distintas cuya idiosincrasia y
cultura milenaria nos muestra todo un mundo de olores y colores, rituales
extraños, curiosos desfiles, sangrientas demostraciones de hombría, bailes
eléctricos, y un sinfín de imágenes que parecen extraídas de un libro de viajes
antiguo, de una época pasada en la que se muestran hombres y mujeres
semidesnudos atrapados en un mundo que para ellos nunca mostró signos de cambio
y del cual nunca quisieron ni desean hoy día desprenderse.
Foto www.flickr.com |
La tribu Bodi es uno de estos pueblos
de gran singularidad etnológica. Tribu seminómada, pastorean sus rebaños en
busca de verdes prados junto a las riberas y senderos que mellan el valle Omo
dedicando cánticos a su ganado, a quienes les une una más que estrecha
relación, ya que no es raro encontrar a un miembro de la tribu Bodi dedicando
diálogos peculiares y sentidas estrofas a su vaca o búfalo. El ganado es, sin
lugar a dudas, el sujeto del bienestar social, la moneda de cambio y el
elemento diferencial que marca el status social de un individuo dentro de la
tribu.
Pero aparte de poseer pocas o muchas
cabezas de ganado, para ser bien visto dentro de la sociedad Bodi es esencial
estar bien gordo. Sí, poseer la mayor y más oronda barriga demuestra el poder
del individuo y su posición social. Estar gordo y mostrar con entusiasmo la
tersura apocalíptica de un vientre hinchado se torna un reto para los hombres
Bodi llegado el mes de junio, cuando se
celebra el festival que elegirá al individuo con la panza más grande que será proclamado soberano por un día y como premio tendrá
derecho a elegir la esposa que desee.
Entre tres y seis meses dedican los hombres
Bodi a ensanchar sus estómagos a base de una estricta dieta supercalorica- cuya
base estará constituida por sangre de res mezclada con leche- hasta que consiguen
duplicar o incluso triplicar su peso original.
Llegado el día de la festividad, los
diferentes grupos Bodi se juntan y celebran la jornada bailando el gulay (baile
típico) mientras comen y beben sholu, brebaje alcohólico que preparan de forma
casera, y rinden cánticos al amor, las prósperas cosechas, la alegría de estar
vivos y el amor divino y auténtico.
En torno al chamán o Kornorut gira la
sociedad Bodi siendo éste el encargado de mostrar el camino espiritual al
individuo así como ejercer de juez y parte en los litigios que puedan surgir
dentro de la tribu.
Foto www.esrealidad.es |
Los hombres que se disputarán el
preciado honor de ser soberano y de esta manera poder elegir esposa comienzan a
bailar llevados por un frenético ritmo. Resulta grotesco observar cómo sus enormes
panzas viajan de un lado a otro del cuerpo como si de bolas de demolición de
tratasen a punto de ser estrelladas contra un muro impenetrable. Enormes,
obesos cuerpos estirados al máximo, deletrean con sus cuerpos la letra antigua
y distinta que narra cual diferente puede ser la visión social que se puede
tener del culto al cuerpo. Para los Bodi
ser gordo es sinónimo de poder, de estabilidad, y es la señal que muestra al resto
qué individuo posee la capacidad de mantener sobradamente una familia. Ellos
son pastores y no guerreros, son nómadas, tan sólo dueños del sol que tersa su
piel cada día y no necesitan poseer un cuerpo atlético que les ayude a cazar o
guerrear con otras tribus. Aunque, a pesar de no tener cuerpos esculturales,
los Bodi no se amedrantan con sus vecinos y en ocasiones los conflictos
generados por lindes territoriales o cuestiones derivadas del pastoreo del
ganado suelen acabar de forma violenta.
MUJER BODI Foto survival.es |
Para elegir al vencedor se establece
un jurado que medirá concienzudamente la circunferencia de la barriga de los
aspirantes y su peso. Para aquellos atrevidos que hayan osado emplear argucias
para aparentar mayor obesidad, como por ejemplo atiborrarse de agua para acabar
hinchados, los miembros del jurado, abrirán pequeñas incisiones en el vientre
para cerciorarse de que no sale líquido del estómago.
Victorioso el hombre Bodi, muestra el
enorme elemento que le ha consumado como soberano por un día, su enorme y
prieta barriga, moviéndola incansable como si dentro de su ser hubiera un
pequeño monstruo a punto de salir corriendo. El honor es suyo. Ahora elegirá
mujer, una joven y bella mujer Bodi que al contrario que los hombres, suelen
ser esbeltas y de rasgos delicados.
La fama le durará un año, justo el tiempo que
transcurrirá hasta que de nuevo, enormes barrigas bailen y se contoneen bajo la
aspereza de un sol inclemente en el valle Omo.
Foto www.quo.es |
Desde hace algunos años y como
resultado de las incursiones de médicos cooperantes en la zona, se está
tratando de convencer a la etnia Bodi de que cuide la forma en la que se
realiza este ritual. Los hombres que engordan de manera tan agresiva están
expuestos a graves enfermedades y problemas cardiovasculares que pueden
producirles la muerte instantánea. Algunos jóvenes parecen querer atender a lo
que la ciencia les dice, y desde hace algunos años, muchos son los que tras
someterse al ritual y elegir esposa, dejan a un lado la obesidad y comienzan a
cuidarse y ponerse a dieta. Aunque parece que no son bien vistos por el resto
de miembros de la tribu.
Foto www.ibytes.es |
Alrededor de 200.000 individuos viven
en los territorios del valle Omo según Survival. Tribus como los Erbore, Dorze,
Surma, Kwegu, Deasamach, o los populares y temibles Mursi, comparten vecindad
territorial con el pueblo Bodi. Un mismo sol para todos, la misma carga pesada
que trae la lluvia intermitente y constante, o la misma suavidad de la brisa de
un valle tan antiguo como único en el mundo, es compartido por todos, como para
el resto de poblaciones de este planeta. Pero en el valle Omo la vida gira a un
ritmo dispar, alternativo, diferente. Por algo bajo la fértil y verde llanura
del Omo etíope, fueron hallados los que son considerados hasta la fecha los
restos más antiguos de homínidos y Homo sapiens.
Posiblemente, a orillas del río Omo
fue ensamblado el gen que nos dio la esencia para convertirnos en humanos. Por
ello, por las características etnológicas, de biodiversidad y paleontológicas; los
territorios que concluyen en la frontera de Sudán y Kenia, y rodean el
maravilloso delta del lago Turkana donde muere el río Omo tras recorrer 760
kilómetros, son Patrimonio de la Humanidad desde 1980.
Los Bodi son un magnífico ejemplo de
la gran diversidad de costumbres sociales que hay en nuestro mundo. Cada sociedad
elige su modo de sentir, su modo de ver la inmediatez de su presente, así como
el sendero por el cual desean dejar la huella de sus vivencias y sueños.
Aportes y Datos:
Texto de mi anterior blog Centinela del Sendero
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