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MONTEFRÍO

LAS MÉDULAS


J.J.D.R.

Sólo el paso del tiempo fue capaz de cerrar las heridas abiertas en un abrupto y escarpado rincón de la comarca del Bierzo. Ha sido necesario el paso de las estaciones durante siglos para ver como Gaia era capaz de rellenar los huecos dejados por el ser humano en su paisaje. Los árboles han crecido, y la vida salvaje se abre camino entre las vertientes y los barrancos de tierra roja que antaño fueron sumideros fluviales y lavaderos de oro, el metal más preciado por el ser humano y que en las Médulas tuvo una importancia capital para el imperio romano.

Foto www.viajes.nationalgeographic.com.es
Las Médulas están ubicadas en un paraje sobrecogedor de la comarca del Bierzo en la provincia de  León, rozando el valle del río Sil y al noroeste de los montes Aquilanos. Paradójicamente, la belleza paisajística de éste rincón castellanoleonés, es el resultado de una trágica transformación del terreno por parte del ser humano en época antigua, cuando el descubrimiento de metales preciosos como la plata y el oro en el corazón de sus montañas hizo que el imperio romano voltease hasta el último grano de piedra en búsqueda del codiciado metal aurífero.

OCTAVIO AUGUSTO
Algunos estudios aluden al origen etimológico del nombre de Médulas haciendo referencia a la costumbre de amontonar en grandes túmulos la paja recolectada por los lugareños en la región del Bierzo y que llaman meda, o “medar” de amontonar. Otros estudios indican sobre la posibilidad de que venga de la palabra “metalla” de metales, pero la que considero más adecuada, es aquella que reseña que los romanos denominaron a esta zona como Medulas en honor del Mons Medulius (Monte Medulio), lugar en el que se llevó a cavo la última batalla de las guerras cántabras y que originaría el final de la conquista en estas tierras por parte de los generales al mando de Augusto allá por el año 25 a.C.

Foto www.regiocantabrorum.es
Cuentan las crónicas que los romanos se percataron de que las tribus astures tenían en posesión grandes cantidades de joyas de oro y plata, y que gustaban presumir alardeando del magnífico detalle y la finura en sus trabajos de orfebrería. Una vez se fue avanzando en la conquista de los abruptos territorios de los astures, se fue ampliando la búsqueda de las zonas donde podrían hallarse los filones y yacimientos auríferos de la región. Fue cuestión de tiempo que tras derrotar a los últimos guerreros astures los romanos localizasen un importante yacimiento en una montaña conocida como Teleno, y delimitasen la zona y sus 2188 metros de altitud para proceder a la extracción del oro. Desde los comienzos de la extracción de oro en la mina de las Médulas, los ingenieros romanos se percataron del importante volumen que podrían obtener de aquella explotación y se dispusieron extraer su oro con un método denominado “Ruina Montium”, derrumbe de los montes, que viene a definir a la perfección lo que realizaron en la zona. El mecanismo en teoría es bastante sencillo, pero no en la práctica como ya veremos. Se despejaba la montaña y sus laderas de toda vegetación.

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Un enorme conglomerado de canales en pendiente fue construido alrededor de la montaña con el propósito de embalsar toda el agua posible en lo más elevado del terreno. En la parte más alta de la montaña se mantenía controlado el embalse mediante compuertas. Cuando la represa se abría, el agua discurría con toda su fuerza canal abajo hasta alcanzar los denominados lavaderos. En su precipitada caída, el agua desgarraba con su fuerza las laderas de la montaña desgajando poco a poco su silueta. En los enormes lavaderos se filtraba todo el material y se separaba el metal dorado y el agua volvía a discurrir hasta el río Sil por desagües bien delimitados.

Foto www.diariodelviajero.com
Como decía anteriormente, sobre el papel resulta fácil de proyectar, pero ejecutarlo, y más en las proporciones que aquí lo hicieron los romanos, fue una obra de ingeniería de proporciones titánicas, pues en las zonas que el terreno no hacía posible canalizar el agua en su superficie, había que excavar y sobre todo perforar porciones enormes de roca granítica, siendo lo más costoso económicamente de todo el proyecto. Todo el entramado de canales construidos llegó a sumar más de 300 kilómetros de longitud, con canales que median 1,28 metros de anchura y hasta 90 centímetros de profundidad. La explotación de la mina comenzó en época de Octavio Augusto, como ya anotamos anteriormente, alrededor del 26 a.C. Contamos con detalles escritos de la mano del historiador Plinio el viejo, quien fue administrador de la mina. Sobre la productividad de las Médulas, cifró en 20.000 libras anuales la cantidad de oro extraída. Traducido a kilogramos, la  cantidad nada desdeñable de 1.635.000 kg, aunque estudios modernos, llevados a cavo en relación con la cantidad de tierra removida, estiman que las cantidades recolectadas estarían por debajo de estos números. De igual manera, Plinio cuenta que trabajaron en la mina unos 60.000 obreros, mientras que actualmente esa cifra se estima entre los 10.000 y los 20.000 mil obreros, estudios referidos como ya he comentado en base al terreno removido, y que según cita el profesor y arqueólogo Antonio García Bellido se movieron cerca de los 500 millones de metros cúbicos.

Foto www.acaademiaplay.es
Durante más de un siglo las Médulas fueron el filón aurífero más productivo del imperio romano, siendo a  su vez, la mayor y más grande mina de oro a cielo abierto del mundo. Tratar de calcular los pingües beneficios que las Médulas otorgaron al imperio romano es tarea casi imposible. Más de un siglo de explotación sirvió para enriquecer las arcas de un imperio que devoraba lingotes de oro y plata en cantidades industriales.

Foto www.lanuevacronica.com
Cuando la explotación aurífera llegó a su fin en el siglo III d.C. el paisaje en la zona nada tenía que ver con el original. Pese a que los romanos plantaron un buen número de castaños para que la producción de madera y su fruto pudieran contribuir a la escasez de alimento en las aldeas cercanas, lo cierto es que lo que dejaron tras su marcha fue un terreno desolado que a hasta hoy día sigue en pleno proceso de regeneración. Fue tal la cantidad de tierra removida y trasladada, que el actual lago Carrucedo que está muy cerca de las Médulas, se creó por el cumulo de materia retirada de la montaña y que fue a depositarse al final del valle, siendo hoy en día un humedal de gran importancia ecológica. Toda la zona ha experimentado un cambio radical. La vida salvaje volvió a las Médulas. Corzos y jabalíes, junto con gatos monteses y más de un centenar de especie de aves, regresaron a estos terruños leoneses, haciendo que la vida en el horizonte de las Médulas cambiase radicalmente.

Castaños centenarios
Bajo el cielo del Bierzo las Médulas motea el paisaje con el contraste de lomas de tierra roja y vegetación de brillante verde. Llegado el atardecer o en la alborada, se acentúa el matiz de las tonalidades pardo rojizas, siendo una bella característica de este hermoso rincón leonés. Las Médulas, gracias a sus yacimientos arqueológicos, fue nombrado Bien de Interés Cultural en 1996, pasando a ser constituido como Monumento Natural en 2002 y Espacio Cultural en el año 2010. Pero sin duda su galardón honorífico de mayor relevancia fue el otorgado por la UNESCO en 1997, cuando fue inscrito en la lista de Patrimonio De la Humanidad, a pesar de la oposición de países como Alemania, Finlandia y Tailandia, quienes argumentaron en contra de esta nominación que las Médulas son el producto de la acción terrible del ser humano al destruir un espacio natural, y que con su nombramiento no se estaba dando ejemplo ecológico a las generaciones futuras. 

Foto www.hoteles.com
Son varias las rutas que circundan las Médulas con diferentes niveles y distancias. La mayor de ellas es conocida como Perimetral e inicia su recorrido en el lago Carrucedo hasta alcanzar los 14 kilómetros y medio de distancia. Lo que permite recorrer los puntos más importantes de la mina. Las valiñas, lago sumidos, los conventos y la ruta de los poblados son otras sendas que llevan a diferentes rincones de la Médulas. En todas estas rutas se puede apreciar el radical cambio medioambiental experimentado en este rincón del mundo. Robles por doquier y densos bosques de castaños centenarios-de hasta 600 años de antigüedad- son la seña de identidad de un espacio natural que, pese a haber sufrido un cambio brutal durante siglos, es un ejemplo de cómo Gaia modela la tierra, y donde el hombre es capaz de causar daño, la madre Tierra hace que la vida se abra camino de nuevo.

Foto www.nosgustaleon.com
Fue mi padre quien me habló hace años de este mágico lugar. En uno de sus numerosos viajes, tuvo la oportunidad de dejarse guiar por la curiosidad y adentrarse en este maravilloso espacio natural. Siempre me ha dicho que lo que más le impresionó cuando transitaba sólo por los caminos de roja tierra y quebrados senderos, fue el silencio que experimentó, que incluso en algún tramo llegó a causarle cierto recelo y algo de inquietud.


Foto www.lavanguardia.com
La luz de sol decadente que incide sobre paredes y piedra devuelve un tenue brillo nacarado que suaviza la escena. El sol comienza a dejarse caer sobre el horizonte y desde el mirador de Orellana el paisaje de las Médulas muestra en todo su conjunto la terrible herida abierta por el ser humano en la tierra, a la par que nos enseña la majestuosa respuesta de Gaia ante nuestra tremenda codicia y soberbia.

Aportes y Datos:
Patrimonio Castilla y León
La Vanguardia
Wikipedia






Comentarios

  1. Espectacular el paisaje que ha quedado y asombrosa la historia de lo que lo ha causado. Un ejemplo muy claro de lo que la descontrolada acción del hombre puede hacerle al planeta. Muy interesante. Un abrazo

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    1. Así es amiga, el ser humano sin control es capaz de destrozar el planeta en poco tiempo, así lleva haciendo éste último siglo sin remedio. Aunque me sigue admirando la capacidad de regeneración de Gaia.
      Un abrazo.

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  2. Hola Jorge!
    Hace algunos años que visite la zona y es realmente asombroso ese paisaje. He pasado un buen rato leyendo tu entrada y a decir verdad me dan ganas de volver otra vez. Están relativamente cerca de mi ciudad (Vigo), apenas 3 horas en coche, cuando estas allí y ves a tu alrededor sientes una sensación como de salto en el tiempo.
    Siempre un placer visitar tu blog, un abrazo!

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