LA ARAÑA CARA DE PERRO

 

J.J.D.R.

Lleva horas observando su entorno, eligiendo con sumo cuidado cada centímetro cuadrado del bosque para después colocar su cámara fotográfica y esperar que la madre naturaleza se preste a regalarle uno de esos instantes que tantos éxitos y satisfacciones le reportan. No hay mayor gozo que el que se puede sentir tras pasar horas soportando humedad, la persistente lluvia, el exasperante calor o el frío desgarrador, hasta lograr que algún nuevo espécimen decida aparecer por delante de su objetivo siendo inmortalizado. Percibe algo extraño moviéndose sobre una gran hoja verde. Expectante, con uno de sus ojos mira a través del visor mientras que el otro, que ni siquiera pestañea, no aparta su trayectoria de la gran hoja. Como sacado de un espectáculo de disfraces un extraño ser de pequeño tamaño se detiene justo en el lugar preciso para que una rápida secuencia de disparos de la cámara deje constancia de su visita. El encuentro dura unos segundos, el tiempo justo en exhalar el aire de sus pulmones. Ahora, más relajado, comprueba en la pantalla de su cámara profesional la escena captada, sabedor de que acaba de inmortalizar algo extraordinario.

Foto lavanguardia.com

El extraño ser parece un puzle animado al que el azar o el caprichoso designio de Gaia, colocó partes de distintos animales en un mismo ser, como si hubiera querido vestirlo con un traje carnavalesco o un disfraz para una fiesta de Halloween. Tiene ocho patas, largas y finas, y un cuerpo rechoncho cubierto por lo que parece una barba amarillenta que lo rodea. Pero lo más particular y significativo es su cabeza cuya apariencia es la de un perro de aspecto aterrador con orejas de conejo. Para sorpresa y satisfacción profesional del fotógrafo, su cámara acaba de inmortalizar por primera vez un ejemplar de Hetagryme bilocumnata, especie conocida desde ése preciso momento como araña cara de perro.

Foto laprensa.hn

Se trata de un arácnido, pero no una araña, perteneciente al grupo conocido como opiliones, patonas o segadores, más próximo a ácaros y escorpiones que son también arácnidos, que a las arañas. Las arañas poseen dos bloques diferenciados en su cuerpo, cefalotórax y abdomen, mientras que en esta especie se compone de un solo cuerpo. El número de patas es el mismo, cuatro pares, siendo estas muy largas y finas. Otra diferencia acentuada es el número de ojos que tiene, siendo común en las arañas disponer de varios pares y en el caso de la “araña cara de perro”-seguiremos llamándola así, tan solo dispone de un par que se encuentra al frente del cefalotórax. Esta especie no dispone de glándulas segregadoras de seda por lo que no tiene capacidad para fabricar telarañas, ni tampoco posee glándulas venenosas lo que hace de ella una especie inofensiva.

Foto lavozdeasturias.com

Su mayor defensa está basada en su capacidad para el camuflaje, siendo capaz de mimetizarse en su entorno y pasar desapercibida para sus depredadores y también para sus presas. Se conocen cerca de 6650 de estos opiliones o segadores, aunque su número suma y sigue a diario tras los continuos descubrimientos que se realizan. La araña perro fue descubierta en 1959 por el aracnólogo alemán Carl Friedrich Roewen, pero sólo se disponía de los dibujos y anotaciones que pudo realizar sobre ella. Fue en el año 2017 cuando se difundió a través de las redes sociales una fotografía de la araña perro. La fotografía se hizo rápidamente viral y muchos pensaron que se trataba de un montaje. No era para menos, a mí me pasó lo mismo, hasta que descubrí que estaba en un error y que la historia que había detrás de aquella imagen era tan interesante o más que la propia existencia de la araña, y que era la curiosidad y dedicación de un hombre apasionado de la fotografía, los insectos y la enorme biodiversidad de un país como Ecuador. Y aquí quiero mencionar algunos detalles sobre este personaje, que como habréis relacionado, es aquel con el que comencé este pequeño relato y que logró capturar fotográficamente a la araña cara de perro.

Foto ambito.com

El autor de la fotografía fue Andreas Kay, químico, diplomado en biología y fotógrafo alemán afincado en Ecuador, quien pasó muchos años recorriendo las grandes reservas naturales del país andino tras la búsqueda de nuevas especies de insectos y pequeños invertebrados. Su encomiable trabajo en Reservas como la de Río Bravo, Jardín ecobotánico de Mindo, Cerro Candelaria, Río Zuñigas, Reserva la Úrsula, Los Cedros en Imbabura, Margaloma en Pichincha o la Reserva Científica de Yasuní -considerada esta última como uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta-, sirvió para engrandecer la lista de nuevas especies conocidas o redescubrir otras que se creía desaparecidas como ocurrió con el Atelopus Coynei del río faisanes al cual pudo fotografiar.

Foto andreaskay.org

Andreas Kay falleció en la localidad ecuatoriana de Puyo en 2019 a los 56 años. Su legado es maravilloso, y una contribución admirable dentro del  conocimiento científico de ése gigantesco universo que se esconde en lo más profundo de las húmedas selvas amazónicas y que a diario se convierte en un nueva página que escribir del catálogo de especies existentes.

Foto andreaskay.org

La araña cara de perro continuó su camino por el entramado de ramas y hojas de la selva sin apenas percatarse de la presencia del objetivo macro que apuntaba su ser. Apenas fue un instante, un segundo en la vida de ambos personajes, fotógrafo y araña, pero fue suficiente para seguir afirmando lo mucho que aún nos queda por descubrir de éste maravilloso planeta llamado Tierra.

Aportes y Datos:

La Vanguardia

https://www.lavanguardia.com/natural/si-existe/20181108/452799728389/extrana-arana-cabeza-perro.html

Ámbito

https://www.ambito.com/informacion-general/viral/la-arana-con-cara-perro-que-se-volvio-las-redes-sociales-real-o-fake-n5103583

Andreas Kay

https://andreaskay.org/index.html