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J.J.D.R.
Durante aproximadamente doscientos
kilómetros el farallón rocoso de Bandiagara se extiende como una enorme herida
abierta a cuchillo sobre la árida panza de tierra del sur de Malí, separando abruptamente
las planicies altas del páramo y los fértiles llanos donde el mijo, principal
sustento de las etnias que ocupan esta región africana, es capaz con sus altos
y frondosos tallos de difuminar el cercano horizonte bajo el color pardo de su ardiente
simiente.
Los enormes acantilados de Bandiagara
son un fenómeno geológico de gran belleza. La fractura generada en la región de
Mopti divide en dos mesetas el país dogón, quedando de un lado en su parte
inferior los llanos de Séno-Gondo y en las zonas superiores las tierras altas
de la meseta de Bandiagra, ambas cercanas al tránsito del río Níger sobre toda
la planicie. El farallón de arenisca y roca en algunos puntos llega a tener
desniveles de hasta quinientos metros siendo una barrera natural de difícil acceso,
lo que no ha sido impedimento para que estos acantilados fuesen habitados desde
tiempos inmemoriales por diversos grupos étnicos humanos. Hoy día son los dogón
quienes desde las faldas del gran farallón, dominan sus continuas y constantes
aldeas de adobe y paja que se extienden cerca de doscientos kilómetros adosadas
a la fractura geológica del acantilado Bandiagara.
No siempre fueron los dogón los
dominadores de estas abruptas tierras. Antes que ellos, aproximadamente tres
milenios antes de Cristo, -según estudios realizados sobre el terreno- una etnia
conocida como los Tellem fueron quienes poblaron inicialmente estos acantilados.
Eso sí, no sabemos de dónde llegaron ni cual fue el motivo por el cual se
asentaron en lugar tan abrupto e inaccesible. Entre huecos y oquedades, los
Tellem edificaron sus moradas, las cuales quedaban suspendidas del suelo
decenas e incluso centenares de metros. No es de extrañar que los dogón al
llegar a los acantilados de Bandiagara y encontrarse con los Tellem, hablaran de
ellos como seres voladores, pequeños hombrecillos rojos que podían volar. Estos
Tellem, posiblemente una tribu pigmea, construyeron sus casas sobre el farallón
de piedra, y debían de poseer grandes aptitudes físicas para sobrevivir a esas
alturas. Es previsible que se instalaran allí para aislarse de depredadores y
conflictos con otras tribus rivales. Vivir a esas alturas les sirvió durante muchos
años como salvaguarda, hasta que los dogón llegaron a la zona en el s. XV d.C.
huyendo de la expansión del islamismo en la región. Tras un periodo de
convivencia con los Tellem – ésta cuestión no está muy clara-, estos últimos
terminaron dejando sus hogares por voluntad propia o desaparecieron bajo el poder
de la nueva tribu reinante debido a la diferencia cultural entre ambas etnias.
Hoy día son más de trescientas las
aldeas dogón repartidas a lo largo del acantilado del Bandiagara. Humildes
aldeas fabricadas con adobe, caña y barro, y por lo general ubicadas en las
zonas llanas adosadas a las abruptas paredes de la roca. Las aldeas dogón son
una suerte de barriadas comunales que fluyen alrededor de los graneros y su
“Teguna” o casa comunal, espacio en el cual se dirime los problemas sociales
del día a día y se narran las tradiciones orales y los ritos culturales que
conforman la cosmogonía ancestral de este singular pueblo africano.
Las antiguas edificaciones ubicadas en lo alto del farallón rocoso, aquellas que fueron en su día hogar de los Tellem, nunca fueron habitadas por los dogón, sino que fueron morada de sus difuntos a los cuales alzaban hasta lo alto de los graneros de barro utilizando para ello cuerdas trenzadas con madera del Baobab.
Es muy llamativo observar el detalle
utilizado en los grabados que aparecen en las enormes puertas y ventanas de las
viviendas dogón. Existe una gran diferencia entre los graneros utilizados por
mujeres y hombres, siendo el techado de ellas de forma rectangular y el de
ellos en forma cónica. De igual manera, utilizan casas especiales donde la
mujer tiene que aislarse cuando tienen el periodo, ya que para los dogón, la
mujer en este tiempo es impura y no puede mezclarse con el resto de la tribu.
Los dogón son una tribu en su mayoría animista, pero actualmente la
islamización ha irrumpido con fuerza y entre sus aldeas siempre se puede
encontrar una mezquita de barro donde ejercer el rito y la oración.
No entraré a detallar la
particularidad de las antiquísimas tradiciones dogón. Es muy posible que para
tal efecto dedique en el futuro un pequeño monográfico, que seguro sólo servirá
para reseñar lo más básico de esta misteriosa cultura ancestral. Sólo señalaré
que fue el arqueólogo francés Marcel Griaule en la década de los años 30/40 del
siglo XX quién, tras ganarse la confianza de este pueblo, dio a conocer al
mundo los extraños rituales y las tradiciones orales de estos, los cuales
afirmaban que fueron creados por unos extraños seres llegados desde la estrella
Sirio cuya existencia conocían con detalle así como su compañera Sirio B- se
trata de un sistema binario-, a pesar de que ésta última fuera hallada por los
astrónomos con posterioridad. Mucho se ha escrito sobre los ritos y el origen
de los dogón. Gracias a Griaule pudimos contemplar por vez primera la espectacularidad
de los rituales de fertilidad y funerarios de esta tribu, brillantemente
detallados en sus libros y documentales, en los que máscaras bellamente
talladas y bailes entre zancos de hasta 5 metros de altura son protagonistas
indiscutibles de un viaje a través del tiempo donde lo enigmático se hunde en
lo más recóndito de la tierra cobriza.
El tiempo parece detenido sobre los
acantilados de Bandiagara. El color pardo y ocre lo inunda todo. Sólo de vez en
cuando, alrededor de alguna incipiente brecha en las alturas o bajo la falda de
un montículo de arena y roca, el verde de algunos túmulos de foresta se cuela
en la escena monolítica. Desde 1989 estos parajes son patrimonio de la
Humanidad de la UNESCO. Más allá de la indiscutible belleza del lugar, me llama
poderosamente la atención la indiscutible capacidad del ser humano para
sobrevivir, incluso en los lugares más recónditos e inaccesibles del planeta.
Aportes y Datos:
Guía del Trotamundos
https://www.guiadeltrotamundos.es/2015/09/25/los-acantilados-de-bandiagara/
Destino Infinito
https://destinoinfinito.com/escarpa-bandiagara/
Wikipedia
https://es.wikipedia.org/wiki/Acantilados_de_Bandiagara
Viaje al Patrimonio
https://viajealpatrimonio.com/listing/farallones-de-bandiagara-pais-de-los-dogones/
Poblado Dogón, acantilado de Bandiagara, Foto www.economia3.com |
Foto www.vertierra.com |
Foto www.masterfile.com |
Las antiguas edificaciones ubicadas en lo alto del farallón rocoso, aquellas que fueron en su día hogar de los Tellem, nunca fueron habitadas por los dogón, sino que fueron morada de sus difuntos a los cuales alzaban hasta lo alto de los graneros de barro utilizando para ello cuerdas trenzadas con madera del Baobab.
Foto www.guiadeltrotamundos.es |
Foto www.destinoinfinito.com |
Foto www.arquehistoria.com |
Aportes y Datos:
Guía del Trotamundos
https://www.guiadeltrotamundos.es/2015/09/25/los-acantilados-de-bandiagara/
Destino Infinito
https://destinoinfinito.com/escarpa-bandiagara/
Wikipedia
https://es.wikipedia.org/wiki/Acantilados_de_Bandiagara
Viaje al Patrimonio
https://viajealpatrimonio.com/listing/farallones-de-bandiagara-pais-de-los-dogones/
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Comentarios
Se te echaba en falta, se notaba la ausencia de tu trabajo meticuloso mostrándonos sitios maravillosos que jamás podríamos imaginar.
ResponderEliminarHoy no tengo tiempo para leerte, tampoco estoy en mi mejor momento. El día 6 de este mes se ha cumplido un año del fallecimiento de Ámbar y creo que tú también la conocías.
Tengo un montón de comentarios por contestar, quiero agradecer sus palabras de cariño y apoyo que me han dejado.
Pero he visto que habías regresado y de alguna manera tenía que darte la bienvenida. ¡Volveré!
Cariños.
kasioles
Estimada amiga, claro que conocía a Ámbar, su huella de letras eran siempre bien halladas y recuerdo su marcha.
EliminarMe alegro mucho de saber de ti. Espero que poco a poco pueda ir sacando tiempo y ponerme al día con todos los amigos de letras que tanto estimo.
Un fuerte abrazo.
Increíble sitio! parece que el tiempo se detuvo entre esas piedras y esa gente. Un abrazo
ResponderEliminarUn lugar que parece un retroceso a tiempos lejanos. Un universo distinto y sin embargo paralelo al nuestro.
EliminarOtro abrazo para ti amiga.
Hola Jorge, que belleza de lugar y como tu bien dices, no hace falta tener muchas cosas materiales
ResponderEliminarpara poder vivir , ya que nosotros tendríamos que aprender de ellos, las fotos son súper bonitas, como siempre es
un verdadero placer el pasar a leerte, ya que hace mucho tiempo que no se sabía nada de ti.
La verdad es que se te echa a mucho de menos, ah y te daré una buena noticia llevo casi 9 meses tras plantada de un pulmón y estoy muy bien.
Te deseo una feliz noche, me alegro de volverte a ver por estos lares... Besos de flor
Cuánto me alegro querida amiga que tú trasplante llegase como un regalo maravillosos de vida. Es la mejor de las noticias...llevo mucho tiempo disperso...iré renovando poco a poco mi espacio y volviendo a sentiros cerca.
EliminarMi abrazo sincero.
Mientras te iba leyendo, me preguntaba:
ResponderEliminar¿Cómo es posible sobrevivir en un lugar así? Es como si la gente que lo poblase estuviera completamente aislada del resto del mundo.
No dudo de que los Dogón fuese una tribu muy fuerte, de no ser así, sería imposible sobrevivir en un lugar tan inhóspito.
Con esta tribu se cumple el dicho de que la Naturaleza protege a las hembras, en caso contrario, se hubiesen extinguido rápidamente.
Muchos serían los recién nacidos que morían, pero aquellos que lograban sobrevivir, estaban hechos a "prueba de balas" ello explica la celebración con esos fantásticos rituales de fertilización, la cosa no era para menos.
Después de ver tus fotos y lo inaccesible del terreno, aún no me explico como tanto los Tellem como los Dogón, han podido sobrevivir ahí.
Te prometí que volvería a leerte y lo he cumplido.
Me ha venido bien, has logrado que me evadiese de pensar en lo que no debía, cuando las cosas no tienen remedio...
El día 12 se me ha muerto otra gran amiga, no tenía blog pero la conocía de muchos años atrás y se acercan unos días...
Seguramente me tome unas vacaciones.
Aprovecho para desearte todo lo mejor en estas fiestas navideñas y te agradezco tus entretenidas y bonitas entradas tan bien documentadas.
Cariños.
Kasioles